Marzo 2013, número 17
 
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Lucas Marketwalker, el Jedi financiero

Otra obra de culto destripada por nuestro irreverente cuentista. La Guerra de las Galaxias se transforma, por obra del juglar, en un enfrentamiento sin cuartel entre los defensores de las finanzas inclusivas y el FMI. ¿Será capaz Lucas Marketwalker de cambiar el curso de la economía mundial y acabar con el imperio del Lado Oscuro de las Finanzas? ¿Lo sabremos hoy mismo o el juglar piensa endosarnos una serie completa con secuela, precuela y muchos ordinales romanos, a imagen y semejanza del original? ¿Cómo encajan aquí las princesas y los mercenarios guaperas? ¡Pronto lo sabremos!

En una paupérrima granja situada en una galaxia muy, muy lejana vivían un matrimonio y su inocentón sobrino, que respondía al grandioso nombre de Lucas Marketwalker. Como el muchacho no tenía ninguna habilidad como agricultor y la tierra era un erial del que no era posible sacar provecho alguno, el joven en cuestión pasaba la mayor parte del tiempo reparando humanoides (en las galaxias lejanas y futuristas, incluso las granjas depauperadas gozan de ciertos avances en inteligencia artificial).

Estaba un día nuestro querido Lucas tratando de ensamblar un montón de chatarra robótica que acababa de rescatar del vertedero cuando observó con estupor que comenzaba a emitirse un vídeo mensaje. Aunque la calidad no era muy buena, distinguió la imagen de una joven con peinado de fallera valenciana que farfullaba, muy preocupada: "biiiip… amenaza galáctica… debacle planetaria… biiiip… imperio especulador… mercados kaput…".

El joven quedó muy sorprendido. "¡Vaya! Esto parece serio. No tengo ni idea de quién es ni de lo que está hablando, pero es lo más divertido que me ha pasado en… toda mi vida, creo. Voy a llevar este robot cochambroso a nuestro vecino, que ha viajado mucho y seguramente sabrá lo que significa".

El susodicho vecino era un tipo asaz misterioso y reservado, que respondía al improbable nombre de Tobi-Juan Quenove. Solía observar a Lucas con una intensidad que ponía al chico los pelos de punta, pero no había motivos para suponer que fuera algo más que un inofensivo anciano medio grillado. Muy sabio, eso sí, ya que había vivido incluso en los más remotos confines del Universo. Contempló con el ceño fruncido el mensaje de la fallera galáctica y después lanzó un profundo suspiro: "Nos hemos quedado sin tiempo. Ha llegado el momento de revelar tu verdadera identidad, joven Lucas".

El joven arqueó una ceja mientras intentaba evitar la carcajada. "Ahora me va a soltar que soy un príncipe de incógnito o algo por el estilo", pensó con sorna.

"Eres un Jedi financiero, joven Lucas".

"¡Ooops! ¿Un qué? Eso sí que no me lo esperaba. Qué imaginación tiene el abuelo", se dijo Lucas. "Creo que te confundes, Tobi-Juan. Soy el sobrino de los Marketwalker, tus vecinos granjeros".

"No, joven Lucas. Yo mismo te dejé con ellos cuando eras sólo un bebé, con el fin de ocultarte de los malvados que desean eliminarte para controlar el Universo en su propio beneficio".

"Me estás tomando el pelo, ¿verdad, Tobi-Juan? ¿Cómo puedo yo ser una amenaza para nadie? Soy poco menos que el tonto del pueblo… ¿Y quiénes son esos malvados con tanto poder?"

El anciano cerró los ojos e hizo una pausa, como si la mera perspectiva de pronunciar el nombre le produjera estremecimientos: "Se trata del FMI. El Fondo Mentecato Internacional. Está formado por un grupo de mentes maquiavélicas que, con la complicidad interesada de algunos líderes planetarios, manejan la economía galáctica como si estuvieran jugando al Tetris, tratando de encajar las cifras tanto si es posible como si no, y sin que les importe aplastar planetas enteros en el proceso".

"Desde luego, suena espeluznante", convino Lucas con amabilidad, como si hablara con un niño pequeño. "Pero, ¿qué tiene eso que ver conmigo?".

"Aunque me temo que tus poderes están completamente oxidados por falta de uso, como Jedi financiero de ilustre abolengo tienes el potencial para desbaratar los planes del FMI. Los Jedis sabemos cómo utilizar los mercados, las leyes de la economía y la psicología del consumidor para procurar la felicidad y prosperidad de todos los seres, en lugar de permitir que se beneficien sólo los más desaprensivos, como ocurre bajo el imperio de los mentecatos".

"No sé nada de economía", intervino Lucas. "Uso los dedos de las manos para calcular el cambio cuando voy al mercado".

Tobi-Juan gimió y se llevó las manos a la cabeza. "¡Lo sé! Pensaba que tendríamos más tiempo. Hay que comenzar urgentemente tu entrenamiento. La Fuerza Financiera es muy poderosa en ti, lo percibo… Estoy seguro de que pronto podrás manejar una calculadora láser y ocuparás el lugar que te corresponde en la lucha contra el Lado Oscuro de las Finanzas".

Durante las semanas siguientes, Tobi-Juan sometió a Lucas a un intensivo aprendizaje financiero de emergencia, con el fin de "despertar la Fuerza" latente en sus genes. Le explicó que el mensaje que había encontrado era una llamada de auxilio de la princesa Lela, cabecilla de un heterogéneo grupo de guerrilleros financieros auto-denominado Alianza de Rebeldes Indignados. "No te dejes engañar por los moñitos orejeros. La princesa tiene que hacer ciertas concesiones al estilismo fashion propio de su alcurnia, pero es una chica inteligente y muy comprometida con la inclusión financiera y el bienestar de todos los habitantes de la galaxia. Por lo que he deducido del mensaje, ha sido capturada y se encuentra retenida en el cuartel general del Lado Oscuro, una siniestra nave conocida como la Estrella del Rescate. Los gobiernos planetarios tiemblan cuando la ven aparecer en su órbita: ser rescatado por el Fondo Mentecato Internacional es la antesala de un empobrecimiento social masivo e irreversible".

El primer paso del plan de Tobi era recuperar a la princesa Lela sana y salva, antes de que su cerebro sufriera daños irreparables por las refinadas torturas empleadas en la Estrella del Rescate (se decía que algunos rebeldes capturados habían enloquecido, después de verse obligados a asistir a varios cursos avanzados sobre el método Black-Scholes de valoración de derivados financieros).

Finalmente, Lucas y Tobi-Juan se pusieron en camino, acompañados del robot que guardaba el mensaje de la princesa Lela y de BOOB, un humanoide con gran capacidad de almacenamiento que utilizaban como base de datos ambulante para las lecciones financieras de Luke. Para su sorpresa, el joven pronto comenzó a disfrutar del tema con el entusiasmo propio de los conversos: "¡Tenías razón, Tobi-Juan! ¡Esto no es tan complicado! Es increíble la cantidad de cosas que pueden mejorarse con un adecuado manejo de los recursos".

"Ya te dije que la Fuerza Financiera es muy poderosa en ti, sólo necesitabas un pequeño impulso. Es el momento de que pongas en práctica tus habilidades negociadoras y de persuasión. Necesitamos contratar una nave espacial que nos lleve hasta la Estrella del Rescate. Tendrá que ser un mercenario, claro: nadie con un negocio honrado se acercaría voluntariamente al corazón del Imperio Mentecato".

Así fue como nuestros héroes se pasearon de tugurio en tugurio, en busca de los personajes menos escrupulosos del Universo conocido y por conocer. Seres indómitos y temerarios, criados al amparo de la mentecatez reinante, que sólo entendían el lenguaje del dinero: antiguos gestores de fondos especulativos, brokers de bolsa en mercados emergentes, artistas de la ingeniería financiera y la contabilidad creativa… Exprimidos por el sistema hasta perder el oremus, habían renunciado a toda pretensión de respetabilidad y vagaban por la galaxia vendiendo sus habilidades al mejor postor.

Aunque no era fácil decidirse entre tanta escoria, finalmente contrataron a un tal Mac Alone, que además de parecer ligeramente menos corrupto que los demás (lo que tampoco era mucho decir) aportaba al equipo un guardaespaldas barbudo de grandes dimensiones llamado Cabezavaca y una nave espacial que había conocido mejores tiempos, bautizada como el Buitre Millonario.

Después de no pocas vicisitudes, el extraño grupo localizó la malévola Estrella del Rescate. El Buitre Millonario, con su aspecto destartalado e inofensivo (aunque, según Mac Alone, podía alcanzar la velocidad de la luz en 2,4 nanosegundos) consiguió colarse sin problemas entre las demás naves de aprovisionamiento. En la zona de aulas-mazmorras encontraron a la princesa Lela, atada con correas a una especie de pupitre psicodélico y a punto de perder la chaveta tras sufrir durante varias horas el audiolibro Milton Friedman y las bondades del libre mercado para dummies.

Como era de esperar, la salida fue algo más difícil. Como maniobra de distracción para facilitar la huida de Lucas, Lela, Mac Alone y compañía, Tobi-Juan se enzarzó en un debate académico con el comandante en jefe de la Estrella del Rescate, el temible Darth Dollar. Pese a sus poderes de Jedi financiero, el bueno de Quenove no pudo resistir los argumentos mercantilistas de Darth Dollar y sufrió un cortocircuito cerebral, seguido de una instantánea desmaterialización.

Mientras escapaba con los demás en el Buitre Millonario, Lucas sintió en su cabeza la voz de Tobi-Juan: "Querido discípulo, no volverás a verme en mi forma física… Me he transmutado en pura Fuerza Financiera y, de ahora en adelante, mi presencia incorpórea te acompañará en tu cruzada contra el Lado Oscuro de las Finanzas".

CONTINUARÁ...

¿Quién es exactamente Darth Dollar, cuyo poder parece superior al de los Jedis financieros? ¿Cómo se llevarán la princesa socialmente comprometida y el mercenario ex tiburón de las finanzas? ¿Conseguirá Lucas Marketwalker alcanzar sus objetivos sin más apoyo que el asesoramiento financiero espiritual del finado Tobi-Juan?

Lo sabremos el próximo mes. Hasta entonces, ¡que la Fuerza Financiera os acompañe!






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Cuentos del Juglar Financiero por Cristina Carrillo se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.
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